Estilo propio: compartir lo que vemos

Por Connie Hunter
11 de Marzo de 2012

“Hay algo que personalmente encuentro cautivador en todo esto: la proyección que hacen las personas acerca de su propio mundo... lo que muestran desde su óptica es más bello que lo que la publicidad nos puede enseñar...”.

Hermoso atardecer en Sao Paulo el que compartió Erick Dib el otro día. No hay palabras para describirlo, y de hecho pocos se esfuerzan por hacerlo. Este brasileño estudiante de doctorado de la Universidad de Sao Paulo, según indica su perfil, comparte con sus 279 seguidores en Instagram (aplicación gratuita en el app de Apple), imágenes cotidianas de su entorno. Lo mismo hace Cristiano Rodrigues quien, aunque solo tiene  32 seguidores, no deja de sorprender con alguna postal de ciudades que no logro identificar.

Al parecer, para muchos el lugar  es lo de menos. Tampoco se trata de publicar eventos sociales para decirles a todos que estuvimos allí. La enredadera de Instagram  se entrelaza con  otras redes, pero con un elemento diferenciador: el estilo. El efecto retro que los fanáticos de la lomografía buscan, puede ser aplicado gracias a que el programa viene con filtros digitales sencillos de usar.

Es quizás esa posibilidad de generar fotografías más sofisticadas lo que encanta a quienes las producen y las ven. Es también lo que motiva a los usuarios a alimentar la red con imágenes hermosas, sin importar si se es o no un profesional de la fotografía.

Claro que es factible encontrarse con perfiles como el de Patricia Abi-Rached, fotógrafa y cineasta que es seguida por casi 46.000 usuarios.  Muchos, como Joey García o Vida_igg se jactan de que todo cuanto publican en Instagram  es fotografiado únicamente con su iPhone. Eso tiene su mérito, pues significa que con un equipo de aficionado logran hacer algo que luce divinamente profesional.

Pero hay algo que personalmente encuentro cautivador en todo esto: la proyección que hacen las personas acerca de su propio mundo. Sus cielos son brillantes, sus atardeceres espectaculares, sus árboles verdes, sus ciudades amplias y sus mascotas aún más dulces. No tienen la posibilidad de falsear exageradamente las fotos, solo poner filtros. Sin embargo, lo que nos muestran desde su óptica es más bello que lo que la publicidad nos puede enseñar y puede surtir mejor efecto que un catálogo de turismo.

Estamos acostumbrados a pasar las ideas por el filtro de los juicios y hablamos de otros anteponiendo sus defectos o virtudes. Así, favorecemos situaciones de discordia o de armonía. Pero a través de las imágenes de Instagram, MyTubo u otras aplicaciones semejantes que permiten hacer y publicar fotos en las redes, el filtro tiende a un mensaje positivo. No hay palabras, apenas algunos comentarios de quienes admiran el trabajo que exhiben los otros en su galería virtual. Una galería que abre las 24 horas y que nos da la posibilidad de contagiarnos con el  lado artístico de quienes van dejando señales de que su mundo, después de todo, no luce tan mal.

chunter@eluniverso.org

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