Exposición en las redes: ¿Es seguro?

Por Connie Hunter
18 de Noviembre de 2012

“¿Es posible detener esta tendencia a exhibirse ya no solo con palabras sino con imágenes? No lo sé. Solo creo en la posibilidad de la prevención”.

El papel lo aguanta todo. El libro El porqué de los dichos cuenta el origen de esta y otras frases que incorporamos a nuestro hablar cotidiano. Fue Carlos V, por allá por los mil quinientos, en carteo con Francisco I de Francia, al recibir una declaración de guerra.

Desde entonces, la hemos usado un sinnúmero de veces para dar el mismo mensaje: lo que dices por escrito no necesariamente se cumplirá. De esta forma, las palabras pierden su valor cuando son promesas, ofertas o amenazas que no se llevan a cabo. En algunos casos para bien y en otros para mal.

Quinientos años después, todo tipo de mensajes se divulgan por los nuevos medios. Las redes sociales llevan y traen noticias, frases célebres, conquistas y hasta mensajes atemorizantes que pueden llevar a los agredidos a un desequilibrio mortal. Apareció nuevamente mi preocupación por el ciberbullying cuando leí hace varias semanas la noticia del suicidio del joven holandés a causa del hostigamiento que había sufrido por años a través de las redes sociales.

Resulta doloroso ver que este no es el único caso que empieza y termina igual. Amanda Todd, una joven canadiense, encontró la misma salida que él luego de que un pederasta en línea la acosara por años. La joven subió en YouTube un video explicando su sufrimiento a través de papeles escritos. Annonymous afirmó haber encontrado la ubicación del pedófilo y reveló su dirección.

Muchos se deleitarán pensando en la posibilidad de un castigo para el ciberculpable. Pero también se lamentarán cuando sepan que aún no hay leyes que regulen ni castiguen el ciberbullying. Entonces lo que queda es cuidarse y prevenir. La enredadera es pública, los mensajes también lo son. La vida privada es más permeable que antes y la ingenuidad nos puede llevar a una mayor exposición.

¿Pensamos en los riesgos cuando nos exponemos ante gente desconocida en las redes? ¿Cómo detener a los familiares y amigos que hacen la reportería gráfica de la fiesta y la publican instantáneamente, taggeando a sus acompañantes en cada foto?

Ahora que en Guayaquil se viene la temporada de primeras comuniones, bautizos, graduaciones (desde kinder hasta colegio), viajes de fin de curso y, a nivel mundial, los miles de compromisos navideños, las redes se cargarán de imágenes de buenos momentos. Esas fotos que antes imprimíamos, poníamos en álbumes y mostrábamos en casa a nuestros allegados, están al alcance de más personas.

Es hermoso que nuestros familiares en el extranjero estén al día con las noticias de sus seres queridos. Como es también positivo que los viejos amigos se reencuentren en línea y se enteren de nuestras vidas, y nosotros de la de ellos.

¿Es posible detener esta tendencia a exhibirse ya no solo con palabras sino con imágenes? No lo sé. Solo creo en la posibilidad de la prevención. No se puede aconsejar no salir a la calle para evitar un accidente, como tampoco se puede evitar enredarse virtualmente con gente afín y compartir conocimiento y experiencias. Enriquecemos nuestra vida con un clic, lo que debemos procurar es no destruirla. El papel aguanta todo, pero las personas no necesariamente.

chunter@eluniverso.com

 

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