Escape a mindo

Por Clara Medina
29 de Abril de 2018

Un hombre de 65 años, jubilado, y un joven estudiante de tercer semestre de comunicación, que no son familiares ni amigos, serían dos perfectos extraños si no hubieran coincidido, por casualidad, camino a Mindo, un lugar apetecido por turistas extranjeros, por artistas y por gente que quiere estar en onda. Este encuentro fortuito les permite conversar y descubrir puntos en común: ambos están atravesados por la pérdida. A Roberto, el hombre mayor, lo acaba de abandonar su esposa, tras 40 años de matrimonio. A Santiago, el joven estudiante, lo acaba de abandonar su gato. Ese gato que le hacía compañía en el departamento en el que habita lejos de sus padres. El viaje a Mindo es, tal vez, como un escape de la soledad. O como la búsqueda de un espacio para recomponerse.

Roberto y Santiago son los personajes centrales de la novela breve Mindotown, del escritor Santiago Peña Bossano, uno de los nuevos y destacados nombres de la literatura ecuatoriana. Nacido en Quito en 1990, Peña tiene un máster en estudios literarios por la Universidad Complutense de Madrid. Dirige Cactus Pink Ediciones y Kafka Escuela de Escritores. Y en 2015 ganó el Premio Aurelio Espinosa Pólit, categoría ensayo, por la obra Estética de la indolencia. Cuentos y ensayos de su autoría constan en antologías. Se desempeña, asimismo, como catedrático universitario.

Mindotown, su primera novela, publicada por Manzana Bomb! Ediciones, de Guayaquil, es una obra que junta a dos protagonistas de distintas edades, que logran dialogar –tienden un puente intergeneracional–, y a diversos y atípicos personajes: Tea, Nerea, Rolo, Álex. El libro posee una narrativa fluida, dinámica, en la que se hace una intermitente alusión al arte, a la escritura, a la lectura y a la poesía. Pueden hallarse frases como esta: “El arte no es sentarse a escribir, la vida misma es poesía”. Roberto es lector. Santiago intenta escribir. Nerea es poeta, su padre también. Y en El Fakir, bar de Mindo, cada noche se lee poesía. Y se conversa, se liga, se bebe, se fuma.

En apenas 119 páginas, Mindotown repasa un puñado de temas: la impermanencia y la fragilidad del amor y de las relaciones afectivas, o cómo lo maravilloso y nuevo puede transformarse pronto en rutina y tedio. Y muestra ese mundo juvenil que a veces se tiende a pensarlo de manera uniforme. Santiago, el joven protagonista, es un chico inclasificable. “Eso de aprovechar la juventud me suena a libro de autoayuda. Y qué si me encierro en mi cuarto toda la vida. Y qué si prefiero lamer los cactus que observarlos”, dice. Le parece abominable la música de Sabina. Y no entiende el verbo bailar como sinónimo de seducir.

Pero ¿qué logran Santiago y Roberto en Mindo? Quizá continuar viviendo. Aferrarse a la certeza de que la vida no tiene certezas. Que todo es inasible. “¿Se puede saber el momento exacto en que te enamoras? No lo creo. Puedes presentir que alguien te gusta. Incluso entender que te conviene. Pero nunca captar el instante preciso”. (O)

claramedina5@gmail.com / @claramedinar

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