La fiesta del libro

14 de Junio de 2015

Del 12 al 16 de agosto, esta feria reunirá en el Centro de Convenciones de Guayaquil a los protagonistas de una novela de romance entre los escritores y una comunidad de lectores que crece en la urbe porteña.

Ricardo Baquerizo, presidente de Expoplaza, y Cecilia Ansaldo, crítica literariaEl prólogo de esta historia nos sitúa en una vibrante ciudad costera que por casi dos décadas se había destacado como importante sede de encuentros empresariales y comerciales. Pero la alegría en ese ámbito no era absoluta.

“Habíamos dejado de lado el tema cultural. Era algo que debíamos retomar como ciudad, como empresa privada, como interesados en la cultura para animar la lectura en el Ecuador y que Guayaquil sea ese punto de encuentro”, narra Ricardo Baquerizo, presidente de Expoplaza, empresa que junto con el Municipio porteño y su Dirección de Turismo y Promoción Cívica lideran la iniciativa de organizar la Feria Internacional del Libro, cuyo lema es “Guayaquil, destino para leer y crecer”.

Esa primera motivación permite ahora el despegue de este evento que planea reunir a editoriales, librerías, universidades, clubes de lectura y demás entidades que respiran en el maravilloso universo de la literatura nacional e internacional, cuya convocatoria permitiría un poderoso impacto económico, cultural y turístico en Guayaquil, en los cinco días de feria: del 12 al 16 de agosto.

“Vamos a romper con ese mito de que en Guayaquil no hay mucho interés por la cultura. Se van a sorprender. Va a ser todo lo contrario”, agrega Baquerizo.

Esta feria muestra un especial interés por sus contenidos y actividades, por lo cual se conformó un comité especial liderado por Cecilia Ansaldo, crítica literaria y académica que está a cargo de seleccionar a los invitados a la feria y los eventos que tendrán lugar, como conferencias, mesas redondas, análisis de textos y exposiciones.

“La feria evoca un movimiento colectivo alegre, festivo, que no es igual a una conferencia. Es un lugar común llamarla la fiesta del libro, pero es una realidad”, indica Ansaldo. “El 95% de invitaciones entregadas a los escritores fueron aceptadas con entusiasmo, con gusto, con alegría, con interés, ya que quieren acercarse a Guayaquil”, comenta la experta, y destaca que este encuentro resulta ideal para que los lectores porteños puedan conocer personalmente a los autores de las obras.

Para la novela corta

La Feria Internacional del Libro tiene abiertas las inscripciones para el concurso de novela corta Miguel Donoso Pareja, que premiará con 10 mil dólares al primer lugar.

Los textos participantes deben tener una extensión de entre 120 y 150 páginas.

Otros concursos son:

Crea tu Gregorio Samsa, que apuntará a ilustrar el personaje de La metamorfosis de Franz Kafka, dirigido a estudiantes de 13 a 15 años.

Cómics, que bajo el concepto de “Aventura quijotesca” está dirigido a estudiantes de 16 a 18 años de edad.

También habrá una zona de niños para incentivar la lectura entre los más jóvenes a través de obras de teatro, presentaciones musicales, experiencias con libros digitales, presentaciones de cuentos y talleres de entretenimiento.

Contactos: 292-5411, www.libroguayaquil.com, www.expoplaza.ec

Firmas relevantes

“Toda feria necesariamente tiene que acercar al escritor de carne y hueso con los lectores. Cuando uno escoge un libro, un autor es un nombre, pero detrás de ese nombre hay una personalidad, hay un ser humano con conciencia, con palabras apropiadas para el momento que se está viviendo. Ese es un gran descubrimiento. Y eso es lo que permite la feria”, dice Ansaldo.

La Feria Internacional del Libro traerá a escritores latinoamericanos que buscarán conectarse directamente con nuestra urbe. Entre ellos llegarán los argentinos Claudia Piñeiro, Leila Guerriero y Rodrigo Fresán, los colombianos Piedad Bonnet y Jorge Franco, el peruano Alonso Cueto y la chilena María José Navia.

Los escritores ecuatorianos invitados a participar en la feria incluyen a Gabriela Alemán, Leonardo Valencia, Marcelo Báez, Íñigo Salvador, Mónica Ojeda, Christian Cortez, Óscar Vela, Tina Zerega, Carolina Andrade, María Fernanda Ampuero, Luis Carlos Mussó y Marcela Ribadeneira.

Ellos serán protagonistas vitales de esta feria que buscará captar el corazón de los lectores guayaquileños, que van aumentando con el paso de los años, dice Ansaldo. “El momento para la feria es oportuno”, ya que cada vez se lee más en Guayaquil. Eso se observa, por ejemplo, en el apogeo de centros para reuniones con propósitos literarios, también de clubes de lectura, provocando que el libro sea el feliz motivo de diálogos, de análisis, de reuniones… Y eso coincide con el concepto de Guayaquil como una gran ciudad de encuentros. También de historias. Y todos somos sus felices protagonistas. (M.P.) (I)

 

LEILA GUERRIERO, UNA PERIODISTA SIN ACADEMIA

Leila Guerriero (Argentina)Por: Cecilia Ansaldo Briones

Si mira de frente, paraliza. Si habla, se impone atenderla con concentración. Si se inclina sobre un computador, nos ponemos en impaciente expectativa. Mucho de lo que rodea a Leila Guerriero campanillea sobre un aspecto especial de la vida. No se trata de una mujer común, sino de una batalladora feroz con las circunstancias dignas de ser narradas. Leila es la periodista por excelencia, es la comunicadora veraz y sin claudicaciones.
No queda más que medirla con el rasero del éxito -por mucho que desconfiemos de ese concepto que proviene de sociedades cosméticamente triunfalistas- porque situarse en el más respetable territorio del periodismo internacional sin surgir de aulas profesionalizantes, colaborar con medios de diferentes países, dictar talleres al granel y mantener su propio trabajo de investigadora y cronista, la convierten en referente indispensable a la hora de evaluar el periodismo del presente.

De todo cuanto ha publicado en reportajes, artículos y en ese género tan defendido por ella que es el periodismo narrativo, hay muestras elocuentes. Basta teclear su nombre en Google para pescar aquí y allá brillantes páginas donde “hay historias”. Porque de eso se trata cuando argumenta sobre su opción fundamental: “la de retratar gente común en circunstancias extraordinarias y gente extraordinaria en circunstancias comunes”. Se ha metido en la entraña de una situación, como cuando visitó infinidad de veces el pueblo de la Patagonia, Las Heras para contar por qué doce personas jóvenes se suicidaron en un lapso de año y medio. El resultado llega al lector en el libro Los suicidas del fin del mundo (2006), modelo de la crónica de largo aliento, donde la autora, fiel a una historia excepcional, no hace ni un gramo de ficción.

Pero su relato resulta “literario” porque contiene todo aquello que estamos acostumbrados a consumir en una novela: escenarios múltiples donde el detalle –un calcetín olvidado en una esquina, el ruido ensordecedor del viento- sostiene lo singular de un ambiente; perfiles humanos recogidos en matices y contradicciones; donde la dosificación de los hechos construye una intriga.

Así se han desgranado materiales que están en la revista Gatopardo, de México; en diario El País, de Madrid, en El Mercurio, de Chile. Para una visión de conjunto de impactantes textos, sirve Frutos extraños, crónicas reunidas 2001-2008 (2009) y su reciente Zona de obras (2014). A veces, bastan unas hojas, un solo perfil diseñado por Guerriero, para inaugurar un espacio de curiosidad: eso me pasó cuando leí “Ya no será ya no”, un perfil de Idea Vilariño, redactado todo en segunda persona, interpelando con “usted” a la poeta uruguaya que “vivió y amó intensamente hasta los 89 años”.

Los galardones presentan, a ratos, a las personas. Por eso caigo en la mención de sus premios, el Fundación Nuevo Periodismo (2010), por su artículo Rastro en los huesos, crónica de la dictadura argentina; el Konex, en el  2014: Diploma al Mérito, disciplina «Crónicas y Testimonios». Igualmente el Gonzales Ruano, de España. Pero su amplia historia personal no se le sube a la cabeza. Le tiene “pánico”, según confiesa, a que sus textos sean estudiados en las escuelas de periodismo, y su transparencia la lleva a confesar: “Trabajo mucho contra el ego”.

 

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