Descubrir el limón: Cítrico infaltable

Por Epicuro
28 de Junio de 2015

“Sabemos que el limón nació en Asia, pero seguramente fueron los árabes quienes lo trajeron a los países mediterráneos”.

Durante mi estadía en África del Norte descubrí facetas insólitas de los limones. Había desde luego hecho anteriormente mermeladas, pero no se me había ocurrido hacerlos confitados únicamente con sal y aceite de oliva. No necesitaban cocción sino un mes de tranquilidad en la refrigeradora dando a cualquier estofado marroquí (el famoso tajin) un sabor fuera de lo común.

Aquella pequeña fruta es indispensable para la elaboración de muchos cocteles como el margarita (tequila, limón y sal), el pisco sour, la caipiriña brasileña, el bloody mary, el side car y el inefable punch de champaña (champán con jugo de limón, licor de naranja, néctar de pera, granadina). Desde luego la limonada se ha vuelto indispensable en cualquier país del mundo, nació la receta gourmet en la que se imponen aromas de jengibre, menta, albahaca, hierbaluisa, romero.

Cada vez más restaurantes ofrecen acompañar una comida con variantes de la limonada casera. Es indudable que uno de los cocteles más refrescantes es el verdadero mojito, aquel que pude saborear en la Bodega del Medio en La Habana. Desdichadamente, muchas veces nos quieren vender extractos de dudosa procedencia. Vivimos en un mundo donde la limonada se hace con químicos y los productos de limpieza para muebles, con limones naturales.

Para nosotros, obviamente, la gloria del limón se manifiesta en el cebiche de corvina, en los llamados tiraditos: láminas de pescado marinadas en jugo de limón con hierbas aromáticas. Aunque personalmente no me agrada mucho cuando bebo cerveza, en ciertos restaurantes encasquetan en el cuello de la botella una rodaja doblada del cítrico. Tampoco me gusta que echen una fresa o una cereza en mi copa de champán. Cuestión de gusto personal.

Sabemos que el limón nació en Asia, pero seguramente fueron los árabes quienes lo trajeron a los países mediterráneos. La palabra limûm nos dio limón o lemon en inglés, mientras los franceses optaron por citron (del latín citrus). Se habla frecuentemente del uso que se le da al limón en medicina desde hace muchos siglos. Sin embargo, durante mucho tiempo se lo acusó de ser muy ácido, aunque ahora sabemos que juega un gran papel en la calcificación. Es un antiséptico natural. El año pasado, un médico me recetó enjuagues bucales con limón en agua tibia para curar una inflamación de las encías, sabemos que también ayuda en los problemas de acné, calma el dolor cuando nos pica un insecto.

Últimamente, si bien es cierto que el limón no cura el cáncer, se lo recomienda como preventivo. Contra las llagas infectadas es bueno bañarlas en jugo de limón. Las mujeres saben que el limón da fuerza a las uñas y las blanquea. Cuando le dije a un doctor amigo mío que seguramente el limón podía irritar el estómago, el galeno me contestó: “¿Nunca has tomado sal de fruta a base de limón y bicarbonato?”.

En la Ciudad de Menton (Francia, Costa Azul) asistí un par de veces a la famosa Fiesta del Limón. Los moradores elaboran obras de arte de impresionantes dimensiones. Vi así reproducciones de catedrales góticas, del Taj Mahal, elefantes enormes, automóviles lujosos. El año pasado, el tema del festival era el mundo submarino. Se usan 140 toneladas de cítricos, muchos importados de España, se sirve limonada, vino de naranja, limoncello. De noche, las inmensas esculturas hechas con las frutas están iluminadas con proyecciones de color, el espectáculo se vuelve mágico, atrae a turistas del mundo entero. Ciertas calles están prácticamente “pavimentadas” con limones y naranjas. Dale Carnegie tiene la última palabra: “Si la vida te da un limón, hazte una limonada”. (O)

epicuro44@gmail.com

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