Participación no es invitación

Por Mariquita Noboa
14 de Junio de 2015

Alexandra, guayaquileña, conquistó el italiano corazón de Riccardo. Después del cambio de aros y todas las formalidades familiares, decidieron casarse en la basílica de Santa Anastasia, en Verona.

La hora de la verdad llegó cuando el obispo Silvano Mantovanni impartía la santa bendición; luego, en compañía de sus padres, demás familia y amigos se trasladaron a la recepción, donde brindaron, bailaron y recibieron todos los buenos deseos de sus invitados.

Entonces, ahí estaba un puñado de sus buenos amigos ecuatorianos, algunos de sus excompañeros del colegio Alemán y actuales colegas de trabajo. Claro, ellos asistieron porque fueron invitados, a diferencia de los otros familiares y amigos que solo recibieron la participación.

¿Cómo es esto? Simple. Se hace circular participaciones de matrimonio cuando se desea compartir con familiares y amigos el nuevo enlace. Hacer partícipe, comunicar del casamiento no es invitar, aunque de acuerdo con el protocolo matrimonial se siguen las mismas normas que se aplican para las invitaciones: cartulina de calidad, colores sobrios, diseño elegante; no se hacen montajes de paisajes ni se ponen florecitas ni corazoncitos.

Hay que cuidar que los nombres de los destinatarios estén correctamente manuscritos, de preferencia con un calígrafo –nunca en computadora– y sin títulos profesionales, porque esta no es una invitación de orden laboral, esto es netamente social.

Mientras en la invitación matrimonial se deben considerar treinta días antes del evento para hacerla circular, en la participación hay un rango de solo quince días.

De acuerdo con las normas de buenos modales, y por respeto a los invitados, nunca se adjunta en la invitación el lugar donde se han separado los regalos, esto le corresponde comunicar al almacén donde están los posibles obsequios. En el caso de las participaciones, no hay obligatoriedad de entregar presentes, la única obligación de quien recibe la participación es llamar a agradecer por la deferencia; con este gesto se demuestra estimación y se afianzan relaciones cordiales.

Cuando se trata de una boda en el extranjero, lo procedente es una participación; nadie se sienta excluido, minimizado o ‘ninguneado’ por no recibir invitación.

También es de buen gusto participar de un nacimiento. Aquí se comunica el nombre de los padres, el del nuevo terrícola, la fecha en que nació y los nombres de los padrinos si es que ya los tiene. La tarjeta es la mitad de tamaño en relación con la de matrimonio, y puede ser en tonos pasteles.

Para los recién casados, auguri y bienvenidos al club. (O)

mtnoboa@hotmail.com

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