Andragogía: Ayuda para el estudiante adulto

18 de Febrero de 2018
Sheyla Mosquera

En las clases universitarias los maestros deben aplicar técnicas que motiven e impulsen el conocimiento, investigación y discusión.

Estudiar en la universidad es para algunos jóvenes adultos un paso muy importante. Como también para los de mediana edad y los mayores, que deciden hacer realidad su sueño: tener en sus manos un título profesional.

Para alcanzar la meta no solo tienen que adaptarse al sistema de enseñanza superior o pénsum académico, sino que deben compartir su tiempo y conocimientos con sus compañeros de clase.

Para el geriatra Aldo Guevara D’Aniello, el rango de edad de un joven adulto está entre los 18 y 49 años; el adulto de mediana edad entre 50 y 59; los adultos mayores entre 60 y 79; y los ancianos, 80 o más.

Y precisamente por la edad de los estudiantes, pensamientos, experiencias y conocimientos, la enseñanza universitaria requiere el uso de la Andragogía.

Explica la psicóloga clínica Sonnia Navas Gafter que fue el alemán Alexander Kapp la primera persona que acuñó el término Andragogía, pero quien la desarrolló, en la segunda mitad del siglo XX, fue el estadounidense Malcolm Knowles considerado como el padre de la educación de adultos.

“Él introdujo la teoría de la Andragogía como el arte y la ciencia de ayudarlos a aprender. Consideraba que los adultos necesitan ser participantes activos en su propio aprendizaje”.

Navas, quien además es Magíster en Terapia Familiar Sistémica, opina que en las universidades de Ecuador se mantiene un modelo pedagógico más no andragógico.

“Es muy contraproducente que a niveles universitarios los jóvenes tengan asesorías pedagógicas cuando la edad de ellos no corresponde a la de un niño. La palabra Pedagogía está formada por las voces griegas Paidos: Niño y Ago: llevar, conducir, guiar”.

Esto ocasiona, asegura, que el desarrollo evolutivo de los jóvenes se torne más lento, situación que afecta el desarrollo de la personalidad y que impacta en el plano laboral.

Pero, agrega, si se aplica la Andragogía, es todo lo contrario. Los va a beneficiar no solo en el desarrollo de la personalidad, sino para tener mayor competitividad, asumir retos, una visión activa (práctica de su quehacer) y eliminar una actitud.

Maestros andragogos

Para Guillermo García Wong, psicólogo clínico y educador, es necesario que los maestros universitarios se conviertan en andragogos porque el adulto tiene formas específicas de aprender.

Cada ser humano es distinto, por lo tanto, el catedrático debe conocer el perfil personal de cada estudiante, su contexto y estilos de aprendizaje. De ahí que se enseñe acorde a cómo el estudiante asimila la información.

También, dice, los alumnos adultos universitarios han evolucionado a la hora de elegir una carrera y se han vuelto exigentes. Tienen urgencia por trabajar, pues la sociedad y el mercado laboral les exigen mayor eficacia.

Además, consideran la mayor complejidad de las ciencias y mayor disponibilidad de recursos, gracias al avance de la tecnología.

Actualmente, indica, los estudiantes universitarios están muy enterados de la disciplina de estudio y otras aledañas. Por tal motivo suelen ser más críticos de la universidad y sus docentes.

“El hecho de haber más Tecnologías de la Información y comunicación (TIC) como el aula inversa, prima los efectos de estas. Incluso, el rol del docente cambia, en cuanto este es un conjunto de conductas apegadas a determinados objetos y estos han mutado”.

Sin embargo, se conservan ciertas funciones: dar ejemplo de respeto, de relaciones con el saber, con la profesión, amar lo que se hace y con quien se hace (los estudiantes).

Investigación y discusión

Uno de los métodos que usa la Andragogía con efectividad en adultos jóvenes y maduros, es el enviarlos a investigar y a discutir en clases.

La diferencia, refiere García, se halla en que los segundos suelen trabajar y no pueden invertir mucho tiempo en estas labores.

En cambio, en el estudiante adulto mayor necesita primar la razón sobre la memoria, aunque se base en los recuerdos de esta última.

En ese caso, el andragogo debe intensificar la extracción de elementos de la vida cotidiana (lo cual también sirve con todos, dice Paulo Freire en La palabra generadora). Además, se debe incrementar el razonamiento, la discusión a base de estos aspectos, más los de la teoría.

El aprendizaje, refiere el psicólogo, no sucede solo a través de los profesores, sino por medio de las experiencias que cada persona tiene de la vida. Incluso, de la práctica de un trabajo cooperativo en aula que consiste en combinar grupos con estudiantes de diverso perfil para que se enriquezcan unos con otros.

La frase popular: “Loro viejo no aprende”, dice García, es falsa. La educación es para todos para toda la vida, según el informe del francés Jacques Delors para la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

El asunto, manifiesta García, es contextualizarla mejor. Lograr enganchar con el aprendizaje de anclaje: las palabras generadoras de Paulo Freire.

Técnicas en práctica

Para García, hay varias técnicas que el andragogo pone en práctica para que los estudiantes tengan un mejor aprendizaje y se sientan motivados. Se estimula a buscar más información, a procesarla e integrar todo esto con la práctica.

En las aulas, dice García, debe existir mayor reflexión, argumentación, refutación y heurística (método para inventar o crear nuevo conocimiento), pues estos son los componentes del razonamiento.

También mayores alcances de la formalización, pues solo con ella se abstrae a altos niveles; formalizar quiere decir reducir los enunciados u oraciones a fórmulas. En ciencias se trata de formalizar todo lo que fuese posible de hacerlo.

Incluso se debe extender el contacto con la práctica porque solo contrastar con la práctica permite asentar una teoría.

Asimismo, se debe aumentar la intensidad de las investigaciones y proyecto pertinentes, en tanto intensificar la investigación y sus proyectos significa explorar de mejor manera los distintos problemas y plantear nuevas soluciones.

También, explica García, debe existir interdisciplinariedad; es decir, trabajo en que varias disciplinas contribuyen, desde sus propias miradas, a solucionar los problemas. Incluso, pluridisciplinariedad que consiste en integrar varias disciplinas para resolver problemas.

“Solo el trabajo pluri, multi y transdisciplinario (crear nuevos conceptos a base de combinar disciplinas diversas) puede crear soluciones para los problemas complejos”, asegura.

Retraso en el aprendizaje

Si no existe la metodología apropiada, indica Guillermo García, los alumnos se desmotivan, se retrasan en el aprendizaje, se retiran de las universidades, y muestran incoherencia entre la teoría y la práctica, o entre la doctrina y la ética.

Principios de Andragogía

La psicóloga Sonnia Navas puntualiza que la Andragogía se basa en tres principios:

Participación: El estudiante no es un mero receptor, sino que es capaz de interactuar con sus compañeros, intercambiando experiencias que ayuden a la mejor asimilación del conocimiento.

Horizontalidad: La horizontalidad se manifiesta cuando el facilitador y el estudiante tienen características cualitativas similares (adultez y experiencia).

Flexibilidad: Es la capacidad para entender que los adultos, al poseer una carga educativa-formativa, llena de experiencias previas y cargas familiares o económicas, necesiten lapsos de aprendizaje acordes con sus aptitudes y destrezas.

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