Caricias y toqueteos

10 de Febrero de 2013
Sheyla Mosquera de Calderón

El afecto se demuestra con actos de ternura. Desgraciadamente, esta es una faceta del cariño entre parejas y amigos venida a menos, por lo que la comunicación entre las personas sufre de manera considerable.

Desde antes de nacer el ser humano debe sentirse amado y protegido. Científicamente está comprobado que con el afecto el sistema inmunológico se potencia, lo que hace que sea más resistente a las enfermedades.

Ese individuo al ser acariciado por su madre recibe grandes cargas de endorfinas, conocidas como la hormona del bienestar, y sustancias químicas de placer que van a integrar su sistema emocional.

Según la psiquiatra María Luisa Meneses, especialista en orientación y terapia familiar, está demostrado que las neuronas (células del cerebro) están directamente comunicadas con la piel. De allí que una caricia de manos, un beso o un abrazo puede generar sensaciones agradables cuando la parte afectiva lo permite.

Cree, además, que el contacto cariñoso del padre es importante para la crianza del hijo, ya que su presencia le aporta psicológicamente seguridad y cuidado.

“Cuando un niño o una niña ha sido amado, va a introyectar el amor en forma ordenada. Pero si es lo contrario e incluso proviene de un ambiente disfuncional, donde la imagen materna o paterna está faltando, existe una alta probabilidad de que estos hijos inicien de manera precoz las relaciones sexuales”, asegura Meneses.

Para la psicóloga clínica Romy Albuja Arteaga, las caricias deben existir y son permitidas, porque son una manifestación física de afecto y protección. Pero deben también tener límites y reglas, que son dadas por la crianza y la formación del medio donde la persona se desenvuelve.

Recibir caricias, agrega, es un alimento para la parte espiritual y afectiva, ya que la fortalecen. Pero concuerda con la psiquiatra Meneses en que cuando hay ausencia de ellas, especialmente entre padres e hijos, surgen en los vástagos problemas de conducta: se tornan convulsivos, impulsivos, agresivos, consumen drogas y sufren de cleptomanía.

“Los jóvenes con desórdenes de conducta carecen totalmente de afecto. A ellos no les interesa que el refrigerador de su casa siempre esté lleno o que sus padres saquen la tarjeta de crédito para comprarles objetos materiales. Lo que necesitan de estos es recibir un abrazo o un beso, o tener momentos de unión familiar”.

Entonces, dice Albuja, la ausencia de un gesto cariñoso o de palabras tiernas, de despedida o llegada, entre miembros de la familia debilita a los hijos, quienes creen que no son amados. Por eso el Día del Amor y la Amistad, el próximo 14, es la oportunidad para que estos lazos de amor se restablezcan.

Toqueteo sin límites

Antaño había el dicho ¡juego de manos es juego de villanos! Esto para hacer hincapié en que entre dos personas se pueden romper los límites. De ahí la posibilidad de que aparezca el llamado toqueteo o manoseo.

Según Albuja, ese dicho es muy cierto, sobre todo en la actualidad. Algunos adolescentes, hombres o mujeres, dejan tocar sus partes íntimas y, en ocasiones, ni se dan cuenta de ello, porque creen que son caricias sin importancia.

Esto, agrega, se observa especialmente en las calles o en las paradas de los buses. Hay muchachos que por juego alzan a las chicas en situaciones grotescas. Les aprietan la cintura, los senos, las elevan en peso rozándoles las caderas o colocan las manos en sus glúteos. Incluso, se ven estudiantes uniformadas dándose besos profundos, mientras las tienen arrimadas a la pared.

“Eso se llama toqueteo. Por eso es que con mucha facilidad evolucionan a la relación sexual, se convierten en amigos con derechos o terminan con embarazos no deseados”.

Dato

Si las caricias son INSUFICIENTES pueden aparecer serios trastornos

Albuja dice que este acto debe darse solo dentro de una relación formal, porque es insinuante, preparatorio, estimulante y es un reconocimiento del área sexual de la pareja.

Según el psicólogo clínico Samuel Merlano, el toqueteo en una relación normal es beneficioso siempre y cuando las parejas lo deseen y, sobre todo, si existe armonía entre ellas. Generalmente, hay quienes les gusta mucho que les toquen, ya que tener ese contacto físico es su manera de demostrar o recibir amor.

También, agrega, puede haber casos en los que a un cónyuge le gusta que le toqueteen y a su pareja le desagrada. Entonces es necesario que ambos se esfuercen por complacerse en función de sus necesidades.

“El toqueteo se hace más intenso en la relación formal, cuando pasan los límites que la pareja le ha manifestado. Esto sucede, sobre todo, en los noviazgos, ya que a veces se proponen cuidarse para no tener todavía relaciones sexuales hasta casarse, pero debido a que pasan los límites se sienten con culpa por no poder cumplir sus promesas.

 

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Asimismo, el toqueteo se puede volver negativo cuando a un miembro de la pareja no le agrada y la persona a la que sí le gusta le manipula o le amenaza para que satisfaga sus necesidades.

En otras palabras, dice Merlano, todo lo que no sea voluntario y basado en el amor es perjudicial, porque va creando vacíos y resentimiento dentro de la relación.

Serios estudios

La psiquiatra y sexóloga Consuelo Camacho considera importante saber distinguir entre las caricias proporcionadas por amigos y familiares y aquellas de contenido sexual. Un estudio realizado por M. Pearson (Universidad Dominion) y E. Impett (Universidad de Toronto) en chicas canadienses del décimo grado determinó que aquellas que tienen baja probabilidad, el 3%, de tener relaciones tempranas, reportaron no haber tenido experiencias previas de toqueteos bajo su ropa y poco involucramiento de caricias corporales. Esto era porque tenían cierto grado de religiosidad, metas estudiantiles, menor grado de depresión y no tenían como objetivo la priorización solo de su cuerpo, por lo que tendían a iniciar más tardíamente las relaciones sexuales coitales.

Sin embargo, aquellas con una alta probabilidad de involucramiento, el 75%, aunque no tenían experiencias previas de toqueteos bajo la ropa, sí presentaban un alto nivel de ver su cuerpo como un objeto. Y en cuanto a la raza, las afroamericanas tienden a iniciar de forma precoz su actividad sexual comparada con las blancas y latinas.

Otro de los aspectos estudiados es que los adolescentes no visualizan que entre más temprano inician las caricias sexuales (8º-10º grado) desde los besos tipo francés, progresivamente en su mayoría irán hacia el toqueteo de pechos y genitales, pudiendo terminar en relaciones coitales, aunque esto último va a depender de varios factores como la cultura y valores, la oportunidad y contexto, tipo de relación con la pareja y familia, presión del grupo, entre otros.

Esta progresión ha provocado el aumento de las infecciones de transmisión sexual incluso con las caricias orales (Fellatio y Cunnilingus), que no las perciben como relación sexual, sino como un “acto impropio” que puede darse en su mayoría con su pareja, aunque en ocasiones se lo haga por atraer a otra pareja.

Educación de la sexualidad

El acercamiento entre un hombre y una mujer, asegura Meneses, es la búsqueda de sentirse aceptado y amado. El problema surge cuando algunos padres no han enseñado a los hijos, niños o adolescentes, que son seres sexuados y que al mínimo contacto físico con otra persona que les atrae sus hormonas van a despertarse, y tales caricias que al inicio tenían un contenido afectivo se transforman en erótico.

La educación de la sexualidad, agrega, no debe estar enfocada solamente al cómo evitar tener hijos, sino al respeto del cuerpo y a quererse. Actualmente es muy necesaria, porque se está viviendo en una época de libertad sexual. Los chicos o chicas entre los 14 y 17 años ya experimentan relaciones sexuales en las que salen muy lastimadas, porque cada relación es una aventura atemporal, que la va a mantener en un constante duelo.

“Una chica, por ejemplo, con muchas relaciones sexuales no es que adquiere experiencia, ya que cada relación es diferente y única, sino, al contrario, va acumulando dolor y resentimiento porque no tiene madurez suficiente para decir esto no funcionó y se acabó”, asegura Meneses.

Albuja considera que son contadas las personas que mantienen las reglas y límites de las caricias. Y son minoría, porque se mantienen con los criterios con los que fueron enseñadas y educadas, y no se dejan llevar por lo que todos hacen.

“Han tenido padres que inculcaron respeto en cuanto a los contactos físicos. Ellos mismos mantuvieron cierta distancia corporal, que no implica falta de afecto. Incluso estuvieron atentos a que otras personas no se sobrepasaran con sus hijos”.

Como conclusión, según el texto Sexus Este cuerpo mío sexuado, del psiquiatra y sexólogo Rodolfo Rodríguez Castelo, los padres deben estar atentos a todas las inquietudes de sus hijos para ayudarlos a entenderse y a asumir sus diferencias sexuales y genéricas, con un enfoque que los oriente y no confunda o castigue y con normas que no solo expongan o impongan, sino que también practiquen. No hay mejor enseñanza que el ejemplo.

Caricias entre amigos

Según el psicólogo clínico Gabriel Moreno Layana, el cariño y las caricias entre amigos del mismo sexo o ambos, deben manifestarse como algo normal y necesario, siempre y cuando estén de acuerdo, sobre todo, no afecte a terceros, como la pareja, o sientan que están transgrediendo el espacio donde se encuentran.

“El ser humano por naturaleza necesita afecto físico, sin que necesariamente se llegue a lo sexual. Por eso las caricias, los abrazos, los besos en la mano o en la frente deberían ser más comunes entre los amigos”.

En Ecuador, agrega, todavía es un poco difícil aceptar tales muestras de afecto, sobre todo, en amigos del mismo sexo. En Argentina o Italia, por ejemplo, los hombres se saludan con un beso sin que este sea malinterpretado.

“Lo importante es que las caricias sean hechas con respeto y tomando en cuenta las costumbres donde se habita para que no causen conflictos”.

testimonios

Xavier, 27 años. Lujurioso
“Para mí, el toqueteo son caricias obligatorias. Es el preámbulo del encuentro de la relación romántica. Personalmente, en un momento de pasión o lujuria llego a tocar zonas donde uno sabe que van a estimular a la pareja, porque ese contacto piel a piel me activa y da cierto placer”.

Luis, 30 años. Respetuoso
“Me agrada el toqueteo porque es más intenso y una invitación a la intimidad, pues me dejo llevar por lo carnal y pienso en consumar el acto sexual. Pero antes trato de conocer a la pareja para no afectar su integridad, ya que me enseñaron a respetar a la mujer, porque tengo hermanas. Luego si ella accede, enhorabuena”.

Jorge, 42 años. Apasionado
“Una caricia es un contacto puro cuando se la da a un hijo o a una esposa para expresar nuestro cariño. En la intimidad me encanta que me acaricien porque me apasiona, me pone romántico. En cambio, el toqueteo es un acto más vulgar que también lo aplico en una relación de pareja, para decir : ¡Estás buena! o ¡qué rica, mamacita!, con el fin de llevarla a la cama”.

Sandra, 32 años. Conservadora
“El toqueteo es una expresión de mucha confianza entre la pareja que va cargada de una intención. Yo soy conservadora y para mí debe ser un acto respetuoso y consentido. Prefiero las caricias afectuosas y no que invadan mi espacio personal, me siento incómoda”.

Ana, 23 años. Liberada
“A mí me encanta que me acaricien toda. Mi primera experiencia de toqueteo la tuve a los 14 años con mi novio. Desde ahí, tener relaciones sexuales es normal, he tenido muchos novios, pero todos no me han tomado en serio, y no sé por qué. Yo soy muy sexual, activa y liberada. Me gusta ver, sentir y querer”.

Tania, 26 años. Asustada
“Pienso que los roces tiernos entre las personas son permitidos. He tenido siete novios que han sido muy efusivos y por eso los he dejado. Siempre quieren ir más allá y eso me asusta un poco. He visto a mis amigas que en la primera cita con alguien se dan un beso, se tocan y se van a la cama. No me parece”.

 

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