Venecia romántica

20 de Diciembre de 2015
  • Basílica de San Giorgio Maggiore; la imagen de Alison Lapper consta a la derecha.
  • Las góndolas invitan a recorrer Venecia de la forma más tradicional.
  • La autora de esta nota (Alexandra Sellán) y su esposo, Carlos Bodero, en la góndola.
  • El campanile que se eleva junto a la basílica de San Marcos, con 98,6 m, es el edificio más elevado de la ciudad de Venecia.
  • Bisutería de cristal de Murano. Los fabricantes entregan el certificado de garantía.
  • Vista durante un paseo en góndola.
  • Detalle de la fachada de la basílica de San Marcos
  • Teatro La Fenice (El Fénix).
  • Fábrica de cristal de Murano.
  • Los cafetines al aire libre son una tradición.
  • Máscaras del carnaval de Venecia.
  • El gato veneciano fotografiado por encargo de los hijos de la autora de esta nota.
Texto y fotos: Alexandra Sellán de Bodero, para La Revista

Esta urbe del noreste de Italia es mucho más que un conglomerado construido sobre un archipiélago de 118 pequeñas islas unidas entre sí por 455 puentes. Este destino es sentimiento.

Estar en Venecia es cumplir ese sueño que en alguna ocasión nació por el encanto y romanticismo de sus góndolas. Ese viejo deseo lo hizo realidad mi esposo (Carlos

Bodero) y juntos emprendimos una aventura para admirar esta ciudad cargada de un gran romanticismo, pero que además conserva edificaciones únicas, arte y tradiciones.

Es un lugar inimaginable

Deseábamos conocer Venecia, primero, por el paseo en góndola. Y fue lo más romántico y fascinante: elegantes botes de color negro con acomodación para seis personas, con asientos muy bien ubicados, y uno de estos en forma estratégica para tomar esa foto inolvidable.

El lugar nos envuelve en un encanto indescriptible, con un gondolero vestido de camiseta a rayas de color negro y fondo blanco, unos pantalones negros y su remo; con gran amabilidad invita a subir a la nave de los sueños, y a través del agua, por sus antiguos canales, nos lleva a conocer desde esa embarcación un poco más de Venecia.

Durante el paseo nos sorprende una góndola cuyos turistas habían contratado cantantes, cuyas guitarras deleitan a todos los que tuvimos la suerte de navegar en ese momento. Eso provoca que el romanticismo nos sumerja en lo más profundo de nuestros sentimientos; desde las ventanas nos hacen de la mano, nos regalan una sonrisa y con gusto devolvemos el saludo. Así es la gente de estas islas de ensueño, muy amable, llena de alegría y amor.

El sentimiento se complementa con un beso, un “te amo”, una sonrisa y guardar en la memoria ese momento único.

Siempre navegantes

Desde tierra firme (en la vecina ciudad de Mestre) es posible ingresar a Venecia por el puente de la Libertad, que se extiende por casi 4 kilómetros para llegar hasta la Piazzale Roma. Allí hay garajes de pago para que los habitantes dejen sus vehículos, o para los turistas que llegaron en carro particular, ya que en Venecia solo hay vías peatonales y canales marítimos.

Pero nosotros llegamos a bordo de un vaporetto, embarcaciones de dos cubiertas que sirven para el transporte público entre las islas. La cubierta superior es abierta y con numerosos asientos, por lo que se convierte en el transporte ideal para los turistas, mientras que los habitantes suelen ubicarse en la parte inferior.

Al llegar se ingresa a Venecia por el Gran Canal, de 3.800 metros de longitud; en el trayecto se pueden observar edificios, plazas, palacios e iglesias, cautivándonos sobre todo la Basílica de San Giorgio Maggiore, por sus tejados de diversas formas, y porque allí junto se puede apreciar desde nuestros asientos la gran figura (en material inflable) de una mujer desnuda, sin brazos, con piernas demasiado cortas y mostrando una barriga de embarazo.

Se trata de una reproducción de una obra dedicada a la artista británica Alison Lapper, quien nació en 1965 con discapacidades, pero su figura es símbolo de una mujer luchadora y admirable; su historia es necesaria de revisar.

La estatua original, de mármol y obra del escultor inglés Marc Quinn, fue expuesta en la plaza de Trafalgar (Londres) desde 2005 hasta 2007. Esta reproducción llegó a Venecia gracias a su tradicional bienal de arte.

El paisaje desde el vaporetto es cautivante y resulta imposible dejar de tomar fotos ante tanta belleza, que disfrutamos mientras el viento nos abraza y los rayos de sol nos llenan de energía.

Así llegamos a este encantador pedazo de tierra; se aprecian sus vías peatonales, su arquitectura con detalles bizantinos, barrocos y góticos, sus artesanías muy bien ubicadas por el camino que los turistas recorren y, por supuesto, los sombreros para soportar el sol en la larga caminata.

El calor sorprendente de junio nos recuerda el clima de nuestro gran Guayaquil. Los adornos y, sobre todo, las máscaras representativas del famoso carnaval son fantásticas; sus colores, formas y diseños llaman la atención y son las más adquiridas por los turistas; nosotros nos limitamos a comprar miniaturas de esas artesanías porque a nuestros hijos les causa temor ese tipo de rostros.

El cristal del romance

Un lugar obligatorio de visitar es la fábrica de Murano, donde se elabora el famoso cristal de Venecia. Allí explican con detalle su manufactura, luego invitan a la galería San Marcos para admirar las joyas, copas, vasos, lámparas... elaboradas con este fino cristal que, por venir directamente de los fabricantes, tienen un costo favorable.

Mi esposo había pensado regalarme algo representativo de Venecia y en cuanto ofrecieron las joyas fue el primero en adquirir una linda bisutería de cristal de Murano. Ese gesto fue muy aplaudido por los demás visitantes que estaban en el lugar, y yo me sentí un poco sonrojada, pero feliz.

Las vías peatonales están acompañadas de puentes con sus canales navegables, lugar favorito para fotografiar los paisajes. Algunos edificios muestran su parte exterior baja algo ennegrecida, porque en ciertas épocas del año las islas sufren inundaciones, obligando a los turistas a mojar sus calzados para poder disfrutar de tanta belleza. Así que resulta importante conocer esta información antes de emprender el viaje a ese destino.

Frente a la famosa plaza de San Marcos se levanta la basílica del mismo nombre, toda llena de arte. Fue construida para albergar los restos del evangelista. Allí junto vemos el campanile de San Marcos, una especie de torre campanario separada de la estructura principal. Con 98,6 metros, es el edificio más alto de Venecia.

La caminata nos lleva a todo sitio inimaginable. Así llegamos al teatro de ópera La Fenice (El Fénix), uno de los más famosos en el mundo, rodeado de restaurantes al aire libre. Un encargo especial de nuestros hijos era fotografiar un gato veneciano y uno color negro con su collar pasó frente a nosotros, llenándonos de alegría. ¡Y claro que le hicimos una foto!

Apreciar lo hermoso de la naturaleza hace que cada ser humano, en su quimera, desee conocer un pequeño rincón de nuestro mundo y tener la oportunidad de experimentar sublimes sentimientos con una belleza diferente al hermoso terruño donde vivimos.

Para nosotros, es un lugar diferente que se recorre a pie y en góndola, donde el cansancio no existe. Hay emoción, felicidad, sorpresa en una Venecia donde caminar cogidos de la mano se disfruta por esa magia que la encierra. Y todo ese sentimiento se resume en la palabra “amor”. (I)

 

Historia flotante

Venecia fue fundada el 15 de octubre de 436, así que tiene 1.579 años. Su geografía insular era aprovechada para protegerse de los ataques de los germanos. Durante varios siglos, como ciudad-estado desarrolló un poderío marítimo que le permitió dominar el comercio mediterráneo, y con los reinos de China e India. Fue capital de la desaparecida República de Venecia (727-1797, conocida como La Serenissima) y, con sus 180.000 habitantes, era una de las ciudades más pobladas de Europa. Hoy tiene más de 270.000 personas. Después de una época de dominación francesa y austriaca, Venecia fue incorporada a Italia en 1866.

La ciudad afronta una grave amenaza por las inundaciones. En primavera y otoño tiene lugar la llamada acqua alta (marea alta), dos veces al día, que inunda la Plaza de San Marcos. El Gobierno italiano prepara el proyecto Mose (Modulo sperimentale elettromeccanico), para levantar unos diques móviles que se cerrarían cuando aumente el nivel del mar.

 

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